Una vez al comienzo de nuestra intimidad, nos estábamos duchando juntos y ella me iba afeitando las piernas y la cola. Hasta ahí, impagable. Pero el vicio y la ansiedad se apoderaron de mi y en vez de dejarla hacer me metia y le daba indicaciones de cómo ir mas rapido y muchas veces le saqué la maquinita de la mano como para "hacerlo mejor" yo. Tiempo después entendí cómo esa actitud puede impactar en una mujer.
miércoles, 21 de octubre de 2009
Aunque el varón se vista de seda, varón queda
También tengo que hacer una autocrítica y decir por ejemplo que viéndolo ahora a la distancia me doy cuenta de cómo desperdicié oportunidades de encontrar una forma de combinar mi gusto por la ropa de mujer y las placentera y sana relación con mi mujer.
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